Como diseñadores, y especialmente como arquitectos, consideramos nuestra responsabilidad crear espacios y objetos que influyan positivamente en los sentimientos y la salud del público en general. Por lo tanto, cada diseño comienza con la consideración de las emociones humanas y la pregunta fundamental de si y dónde es necesaria la creación en absoluto.
Al mismo tiempo, somos plenamente conscientes de que nuestro viaje es de evolución gradual; no es factible un abandono repentino de los protocolos establecidos. Por ello, adoptamos la filosofía del "Kaizen", un concepto tomado de las prácticas japonesas, que significa "cambio para mejor". Este enfoque aboga por una mejora continua e incremental, lo que nos permite acercarnos más a nuestros ideales con cada proyecto.
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